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Enfocarse sólo en los oligarcas rusos, un error histórico

March 7th, 2022

La guerra en Ucrania ha expuesto a los cleptócratas rusos mientras sacaban miles de millones de dólares de su país para invertirlos en Londres y en otros centros financieros globales, llevando a los líderes políticos de Europa y los Estados Unidos a tomar medidas enérgicas contra este dinero de dudosa procedencia. Se cree que los oligarcas rusos tienen alrededor de un billón de dólares en riquezas en el exterior, a menudo escondidas en compañías creadas en paraísos fiscales cuya verdadera propiedad es difícil de determinar.

Sin embargo, enfocarse solamente en los oligarcas rusos sería un error terrible.

Apostando a minar el esfuerzo bélico ruso, la Comisión Europea, Francia, Alemania, Italia, el Reino Unido, Canadá y los Estados Unidos anunciaron la creación de un grupo de trabajo transatlántico para trabajar contra los funcionarios y los oligarcas rusos cercanos al Kremlin, así como contra sus abogados, agentes de bienes raíces y otros “facilitadores”, apuntando a identificar y congelar los activos mantenidos en sus jurisdicciones. Pero esta declaración no dice nada acerca de los cleptócratas en todas partes, como los que hay en países en desarrollo que utilizan los paraísos fiscales del Norte Global para esconder sus activos.

El año pasado la investigación de los Papeles de Pandora, por ejemplo, mostró que cientos de funcionarios públicos en 90 países, como Kenia y Jordania, usaron empresas fantasma para esconder riqueza en el exterior y evitar el pago de impuestos con la ayuda de bancos globales y bufetes jurídicos, revelando entre otras cosas que Dakota del Sur se ha convertido en un paraíso fiscal predileccto.

Más recientemente, la investigación de los Suisse Secrets realizada por el Proyecto de Denuncia de la Corrupción y el Crimen Organizado (OCCRP, por sus siglas en inglés) demostró que el banco Credit Suisse manejó 100 mil millones de dólares en riquezas ocultas para miles de clientes —la mayoría de ellos de países en desarrollo, incluyendo a Venezuela, Egipto y Ucrania— ligados a la corrupción, el narcotráfico y otros delitos graves.

Detener los abusos fiscales y los secretos de los paraísos fiscales, no sólo los de los cleptócratas rusos, nunca fue más urgente con el mundo todavía luchando contra la pandemia del Covid-19. Cada año, los criminales lavan 1.6 billónes de dólares, lo que equivale al 2,7 por ciento del PIB global, mientras que 7 billónes de dólares en riqueza privada son escondidos en países con paraísos fiscales. Al mismo tiempo, se espera que 100 millones de personas caigan en la pobreza extrema como resultado de la pandemia mientras la brecha entre ricos y pobres sigue creciendo.

Hace un año, el Panel de Alto Nivel sobre Responsabilidad, Transparencia e Integridad Financieras Internacionales de la ONU (FACTI) propuso 14 recomendaciones para reformar el sistema financiero, luchar contra la evasión y los crímenes fiscales, generando así un sistema fiscal global justo. El informe fue respaldado por una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas en noviembre de 2021 y podría haber ayudado a contener el poder y la influencia crecientes de los cleptócratas rusos, pero fue ampliamente ignorado porque los países ricos no quieren compartir las ganancias de estos negocios opacos.

Aunque algunas cosas parecen estar cambiando. La reciente promesa del primer ministro Boris Johnson de acelerar la creación de un registro público que actualmente está debatiendo el parlamento británico para revelar a los dueños verdaderos de las propiedades en el Reino Unido es una noticia positiva. Unos 230.000 millones de dólares en propiedades británicas están fuera del país, la mayoría de manera anónima para evitar la publicidad, y escapar a la legislación impositiva y contra el lavado de dinero, o algo peor.

Mientras tanto, Suiza se ha comprometido a congelar activos de 367 compañías e individuos rusos, un paso histórico para este país en el congelamiento de activos de gente ligada a fondos ilícitos. Información del banco nacional suizo muestra que las compañías y los individuos rusos poseían por ejemplo activos con valor de más de 11.000 millones de dólares en 2020, una subestimación dado que la mayoría de los activos no son poseídos de manera directa.

Pero esto no es suficiente. En primer lugar, todos los flujos financieros ilícitos deberían ser atacados, no solamente los de los oligarcas rusos, mientras que todos los activos deberían colocarse en registros públicos de beneficiarios finales para que todos puedan comprobar su procedencia. De manera clave, estos registros deberían estar conectados a un sistema multilateral llamado Registro Global de Activos en el que todos los activos estarían registrados, como han sugerido la Comisión Independiente para la Reforma Internacional de la Fiscalidad Corporativa (ICRICT, por sus siglas en inglés) y destacados economistas como Thomas Piketty y Gabriel Zucman.

Actualmente, las organizaciones y las personas que intentan destapar la riqueza oculta son notificados con requerimientos previos por parte de grandes firmas jurídicas y amenazados con demandas luego de ser mencionados. Por ejemplo, Tom Burgis, que escribió el libro Kleptopia sobre cómo el dinero sucio está conquistando al mundo, está siendo demandado por una compañía en Londres propiedad de oligarcas de la ex Unión Soviética. De manera similar, los periodistas suizos no pudieron tomar parte informando sobre los Suisse Secrets debido a las draconianas leyes sobre secreto bancario, que hacen de eso un crimen.

La crisis en Ucrania debería ser vista como una oportunidad histórica para tomar medidas drásticas contra los cleptócratas en todas partes, no solamente los rusos, poniendo fin al mundo secreto de las finanzas que les permite esconder y lavar su dinero sucio. La última vez que se presentó una oportunidad similar fue traslos ataques del 11S en Estados Unidos, cuando las autoridades querían descubrir las redes de financiamiento a terroristas y sus activos, pero no se introdujeron registros públicos de activos y beneficiarios finales significativos, y las reformas ignoraron el lavado de dinero vía bienes raíces siendo finalmente ineficaces. No podemos permitirnos cometer el mismo error.

Written by Matti Kohonen

Director, Coalición de Transparencia Financiera

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